Beneficios de salir a la calle para los niños

Somos animales sociales. Necesitamos relacionarnos con nuestros iguales. Y no solo nosotros, los adultos. Los niños también. Por eso no es raro que pidan salir a la calle como agua de mayo todos los días. Porque, ¿cómo acabamos si no salimos de casa en 24 horas? Yo no sé tú, pero a mí se me pone un dolor de cabeza horrible y un humor de perros ídem.

Así que ya sea en su silla de paseo, pegaditos a mamá o papá en su portabebé o bien andando, hay que sacarlos sí o sí a su paseo diario o al parque. Porque salir a la calle tiene muchos beneficios.

Beneficios de salir a la calle

Salir a la calle les relaja

Tener a un niño metido en casa toda la tarde supone un riesgo para la integridad física de tu casa ;) Llega un momento en el que, a su manera, piden calle. Necesitan salir y respirar el aire de fuera, aunque sea un ratito.

Descubren el mundo

Estar en casa está muy bien. Hay muchos juguetes con los que jugar, pero lo cierto es que acaban por conocerlos con los ojos cerrados. Sin embargo, en la calle siempre hay algo que descubrir: que los pájaros vuelan y cantan, que hay pequeñas cosas en el suelo que se llaman piedras con formas distintas y que pueden coger con sus propias manos, o que esos coches grandes donde viajan muchas personas se llaman autobuses.

Experimentan

Suben y bajan bordillos y escalones, entran en las tiendas, cruzan cuando el semáforo se pone en verde, pisan las hojas que se caen de los árboles, se mojan cuando llueve, saltan en los charcos… Siempre hay algo divertido que hacer.

Se relacionan con otras personas

Les encanta decir “hola” o “adiós” y que les devuelvan el saludo. Para ellos es un triunfo. Se sienten importantes. Pero a la vez, se dan cuenta de que no son los únicos en el mundo.

Se vuelven más tolerantes

Salir a la calle implica ver a gente muy diferente: unos más delgados, otros más gordos, con distinto color de piel… La calle es el lugar de encuentro de las personas, donde todos tenemos cabida.

Conocen los distintos fenómenos atmosféricos

La cara de un niño cuando ve la lluvia o la nieve por primera vez no tiene desperdicio. Salir les permite tocar las gotas de agua o los copos, sentir el viento o los rayos de sol sobre su cara.

Así que mañana, aunque no tengamos muchas ganas, aunque haga mucho calor, trataremos de que nuestros hijos salgan a la calle. Para que sigan saltando en los charcos como la primera vez. ;)

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