En mi última revisión ginecológica, la doctora me recetó ácido fólico por estar dando el pecho a mi bebé. Según la doctora, es recomendable no sólo durante el primer tramo de embarazo, sino hasta que dejes de dar el pecho.
Durante el embarazo el ácido fólico, que es como conocemos a la vitamina B9, tiene como objetivo la prevención de malformaciones en el bebé y el soporte al correcto crecimiento de la placenta.
El ácido fólico juega un papel muy importante en el crecimiento y desarrollo del organismo, siendo necesaria para el correcto funcionamiento del sistema nervioso y del cerebro.
La función del ácido fólico es controlar el aminoácido conocido como homocisteína ya que cuando la vitamina B9 escasea, este aminoácido aumenta en la sangre pudiendo provocar defectos del tubo neural en el feto en caso de una mujer embarazada. En el caso de un embarazo se suele hablar del riesgo de espina bífida, siendo ésta el desarrollo incompleto del cerebro, la médula espinal o las meninges.
Normalmente el ginecólogo o ginecóloga te receta un complemento de ácido fólico incluso antes de quedarte embarazada. Una vez que te quedas embarazada además, suele recetarte también un complemento vitamínico más completo. Una carencia de ácido fólico puede provocar anemia que provocará en la madre fatiga, irritabilidad o inapetencia.
Podemos encontrar la vitamina B9 sobretodo en los alimentos naturales como en las verduras de hoja verde tipo espinaca, acelga o lechuga. Las legumbres y las frutas como la naranja también contienen un alto contenido en ácido fólico. Otros alimentos ricos en vitamina B9 son los espárragos, los plátanos o los limones.
En la Web de crecer feliz nos regalan varias recetas ricas en ácido fólico. Entre ellas tenemos los espárragos trigueros enrollados, las espinacas con pasas y piñones o las acelgas gratinadas… La verdad que en función del toque que se les dé en la cocina a estas verduras, el resultado es espectacular.
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