Según algunos especialistas, entre los dos y los cuatro meses de edad de un bebé empiezan a demostrar cierta constancia o algunas rutinas en sus propios actos vitales (dormir, comer…) y suelen empezar a hacerlo con ciertos ritmos que marcan ellos mismos (o su instinto, quién sabe…).
Desde ese momento, también según palabras de los pediatras que defienden la teoría arriba indicada, los padres podríamos comenzar a establecer algunas rutinas básicas con nuestros hijos, por muy pequeños que nos parezcan. Marcar rutinas, hábitos, al fin y al cabo, ayuda a que todos tengan, tengamos una vida ordenada y el ambiente sea el más adecuado.
Un bebé tiene ciertas necesidades básicas que necesita cubrir como son la alimentación, el descanso, el juego, el cariño… No son muchas las necesidades pero sí es importante proporcionárselo en el momento adecuado.
Si conseguimos que no pase mucho tiempo desde que siente que necesita cubrir una necesidad en concreto y el instante en que la satisfacemos, el estado de ánimo del bebé será mucho mejor, estará de mejor humor y, como consecuencia inmediata, su entorno, o sea, nosotros, nos veremos beneficiados. A nadie le gusta tener que soportar berrinches por cualquier causa, ¿verdad?
Y en este punto las rutinas cobran un papel esencial. Ya que podemos hacer ver al bebé que hay “señales” que le indican que una u otra necesidad va a ser cubierta y entonces su posible estado de ansiedad ante una necesidad no cubierta no se produce.
Todos hemos oído a padres decir a sus hijos eso de “es hora de lavarse los dientes” o “hora de acostarse” y aunque, sin duda, son órdenes que entenderán mucho mejor con el tiempo, no hay que dejar de decirlo.
Desde el primer momento deben saber y sentir las rutinas básicas de cuándo toca comer, cuándo dormir y cuándo jugar, incluso.
Mi hijo, de casi año y medio, hoy mismo ha pedido su biberón de desayuno mediante una pequeña muestra de semi-enfado. Cuando ha visto que me iba a prepararlo, se ha calmado porque sabe lo que va después, conoce la rutina. Se le ha pasado de inmediato al tomarse el biberón entero y su humor ha sido radicalmente distinto. Lo que es tener las necesidades saciadas…
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