Que un niño de menos de 3 años no vaya aún al colegio ni a la guardería, no significa que no vaya a aprender ni a socializar con otras personas. De hecho, además de en casa podemos estimularle en un marco estupendo para ello, que ofrece un montón de posibilidades: ¡la calle!
Porque no hay niño al que no se le dibuje una sonrisa en la cara cuando decimos eso de: “¡Vamos a la calle!” 
Podemos enseñarles los colores
En la calle podemos mostrarles que los autobuses (de Madrid) son azules, las copas de los árboles verdes y jugar a decir los colores de los coches que circulen por la carretera.
¡Y los animales!
Perros, mariposas, hormigas, pájaros… ¡Un pequeño universo que a los niños les encanta descubrir!
A contar
Un perro, dos personas, tres coches, cuatro bebés con sus mamás, cinco piedras, seis nubes… La calle está llena de cosas que contar.
Sus primeras normas de educación vial
Si les explicamos que solo podemos cruzar, y por el paso de cebra, cuando el muñequito del semáforo se ponga verde, les estaremos inculcando, desde muy pequeños, sus primeras nociones de educación vial, tan importantes para cuando sean más mayores y caminen solos por la calle.
A subir y bajar los bordillos
¡Qué diversión! Es fantástico ver cómo repiten una y otra vez el acto de subir y bajar los bordillos y escalones de las tiendas que abundan en la calle. Más de una vez se darán un culetazo, es inevitable. Pero tienen que aprender.
A saludar a las personas que se encuentre por la calle
Ya sea subidos en su cochecito como caminando, les encantará decir “hola” y “adiós” a las personas que se encuentren por la calle. Y se lo pasarán en grande si ellos, a su vez, responden igual. Será una forma de reforzar positivamente su comportamiento.
¿A que hay muchas cosas que podemos enseñar a los niños en la calle?
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