No es la primera vez que pienso en cultivar caléndula. Para los que no sepáis que es os puedo contar que es una planta que ofrece flores tipo margarita de color anaranjado y amarillento típica en la zona Mediterránea. Se puede sembrar en primavera y en otoño y parece que es bastante agradecida, en cuanto a soportar el sol, sin requerir grandes cuidados.
Cuentan que la caléndula es generosa al crecer y no necesita demasiados cuidados o riego.
Un buena opción para un domingo de mañana es ir a una jardinería en la cual podemos observar mucha variedad de plantas y árboles y aprender sus nombres y sus principales características. Los peques pueden aprender que hay plantas de interior, de exterior, árboles frutales, hierbas aromáticas, etc.
Nosotros solemos ir a un Garden que además tiene animalitos, así que al final de la visita, nos entretenemos viendo las gallinas, cerditos o las ovejas.
En casa conocimos la caléndula a través de la marca de cosméticos Weleda, que tiene una línea de productos naturales para bebés, bastante respetuosos y ecológicos. De hecho, con mis dos hijos no he usado jabón casi durante el primer año, sino un aceite de baño de caléndula que se vierte en el agua y no necesita aclarado.
Hace un par de navidades, cuando mi hija mayor pasó la varicela, la caléndula volvió a echarme un cable porque después de probar miles de ungüentos, talquistina o camilina, baños de maicena y todo lo que leí que podía aliviarle…lo único que le calmaba el picor de los granitos era el aceite de caléndula.
Así que ya sabéis papis, si queréis regalarle a las mamis un ramo o unas flores, podéis buscar una plantila de caléndula que además de adornar con sus flores bonitas, os brindará la oportunidad de realizar aceite casero con el que hidrataros o calmar las picadas de los temidos mosquitos este verano.
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