Cada verano la misma historia. Llega la calor y los y las peques necesitan nuevo calzado. Aunque todavía le vayan bien de medida las bambas, hace mucha calor y les suda el pie.
Reflexiones de una madre antes de elegir el calzado infantil
Nos vamos a la zapatería y después de echarle un ojo a unas simples sandalias se nos va el ojo para la etiqueta del precio…¿Quéee? Casi 50 euros unas sandalias de piel. Eso sí, hechas en España, que hay que contribuir a levantar la economía nacional.
Si consigues pararte a pensar delante del escaparate para lo cual has tenido que programar la visita y hacer un hueco en la agenda para dicho menester, te planteas:
¿Y si le compro unas victoria de tela? Y entonces vas y vuelves a mirar el escaparate, y ves unas bambitas de tela muy sencillas, también hechas en España. ¿Quéeee? 25 euros unas bambas de tela…¡Vaya tela!
Así que al final te sale la vena “Yo por mi hija MA-TO” y le compras las sandalias de piel, las de 47 euros, que sabes que le van a durar los 2 meses de verano pero claro…tu peque se lo merece y con suerte se los puedes poner también en septiembre con un “calcetinito”.
Días más tarde te das cuenta de que también tu peque necesitará algo para la piscina, tipo chancla o sandalia de goma porque claro, cómo va a ir con las sandalias que te han costado un dineral y se pueden estropear…así que te vas al Decathlon por ejemplo, para asegurarte que no te vuelves a gastar un dineral y ves un montón de modelos la mar de cómodos por…¡10euros! Eso sí, hechos en Francia. Pero bueno, qué le vamos a hacer, es el país vecino y por ese precio…le puedes comprar hasta dos pares, para cuando uno los tenga mojados ponerle los otros.
Y cada verano la misma historia, porque el calzado de invierno aún dura un poco más de tiempo y se amortiza más pero el de verano…es para pensárselo.
Y hasta aquí, las aventuras de la compra del calzado de los y las peques en verano.
¿Cómo os las apañáis vosotros/as con el calzado de los y las peques?
