¿Cuándo comienzan a desobedecer los niños?

Al desobedecer los niños a nuestro establecimiento de normas cómo parte de su desarrollo.

desobedecer

Vivimos en sociedad, esto es algo evidente. Y aunque el pequeño de la casa aún no lo sepa, él, también. Sus primeros días, meses, no sentirá la necesidad de relacionarse pero lo acabará haciendo. Pero no es suya sino nuestra, de los padres, la responsabilidad de que llegue a ese momento con la preparación suficiente para que pueda encajar en el colectivo como una pieza de puzle (bueno, quizás si la pieza tiene alguna esquina que entre peor tampoco pasa nada, que algo de personalidad es bueno que tenga…)

Todo esto a cuento de que es necesario el establecimiento de normas, de pautas, es imprescindible marcar límites para que el niño, desde muy pequeño, sea consciente que no conseguirá todo lo que se propone. La sobreprotección (a la que muchas veces tendemos todos), como excelente boomerang, se volverá en contra del propio niño que crecerá desorientado, desmotivado y con una falta de seguridad que le podrán acarrear más problemas que si hubiésemos dejado actuar al problema inicial del que le sobreprotegemos.

Pero, ¿cuándo empiezan a desobedecer los niños?

Tal vez la respuesta es sencilla: desde el mismo momento en que empiezan a entender lo que le decimosnormas

Y, ¿por qué llegan a desobedecer los niños? Este punto tendría múltiples respuestas pero, por lo general, se pueden resumir en que el niño, si obedece a los mayores, tendrá que dejar de hacer algo que, por la comodidad que siente en el momento (está jugando o pataleando en la bañera y tiene que dejar de hacerlo para irse a la cama, por ejemplo) o por su afán de exploración o por su necesidad de seguridad (debido al escaso gusto que demuestran por el cambio; siempre que no lo elija él, claro), le cueste horrores llevar a cabo.

Por eso, y dado que no vale como opción dejar que el niño permanezca siempre en su círculo de comodidad (por el problema de la sobreprotección del que hablamos antes), es muy importante sentir en todo momento la empatía necesaria con él para que no perciba nuestra actitud como un ataque sino como una fase más de su aprendizaje de la vida. Por otro lado, nosotros los adultos no podemos pensar que su desobediencia es algo personal contra nosotros. Sencillamente, sobre todo al principio, será un acto natural al considerar que lo que él hace es más interesante que lo que tú le dices que haga.

Eso sí, el trato es fundamental. Niños que han sido tratados con cariño (marcándoles las normas pero con cariño) desde pequeños se muestran más obedientes con el paso del tiempo.

obedecer comiendo

Aunque, de todos modos, la evolución del género humano se basa, en gran parte, en que los hijos siguen caminos distintos del recorrido por los padres. Así que algo de desobediencia rebelde no viene mal. Tenedlo en cuenta a la hora de otorgar la necesaria dosis de mano izquierda que requiere vuestra relación paterno-filial.

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Acerca de Javier

Un Padre con la L
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