Pues sí, dar teta puede convertirse en una adicción. Cuidado madres del mundo, tenéis que tener en cuenta que una vez que os enganchéis, ni tú ni tu bebé querréis parar.
Estaréis todo el día dale que te pego, y será tal la angustia que sufriréis (o hambre el bebé) si no podéis llevar a cabo el acto de mamar que no os importará hacerlo en plena calle, en pleno museo, en la tienda, en el bar, donde os pille. La gratitud de la cara de vuestro bebé cuando succione un alimento a la temperatura ideal de una forma tan placentera que además le permite estar en contacto piel con piel con su madre, no os dejará impasibles.
Las bondades y beneficios de este tipo de alimentación tan vicioso serán un aspecto vital para continuar con él más allá de la recomendación de organizaciones tan importantes como la Organización Mundial de la Salud, que predica la lactancia hasta los 24 meses siendo esta exclusiva hasta los seis. Será, digo yo, porque nutricionalmente el bebé no necesita nada más, sino…¡Qué barbaridad arriesgarse a hacer tales afirmaciones!
Encima, para colmo de los colmos, es un vicio gratis, que no os va costar ni un euro y que según la Madre Naturaleza, que para mí es mucho más sabia que cualquier tipo de organización, sea o no mundial, la leche humana es la leche más adecuada para el bebé humano. (¡Ohhhhhhhh!).
Pues nada, ahí queda dicho. Si todavía tenéis dudas tenéis 9 meses para pensarlo, bueno, 8, porque cuando os enteréis que estáis embarazadas ya habrá pasado el primer mes.
Espero haberos ayudado a tomar la decisión acertada, teniendo en cuenta, que como decía al principio, dar teta es un vicio que os hará recordar la etapa de la lactancia materna y los íntimos momentos en que el tiempo se para sólo para tí y tu bebé, para toda la vida.
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