Después de leer a Rosa Jové en su libro “Dormir sin lágrimas” o a Carlos González en su libro “Bésame mucho”, se hace bastante difícil aplicar cualquier método que comporte dejar llorar al bebé para conseguir que duerma cuando quiere y necesita el adulto.
Ya os he hablado en alguna ocasión sobre el tema del sueño y sobre la empatía hacia los bebés en este aspecto.
Dejar llorar al bebé puede tener efectos secundarios
El conocido doctor y autor del libro “Dormir con tu bebé” el cual se considera una auténtica guía sobre cómo practicar el colecho de forma segura (colechar = dormir con tu bebé en la misma cama) James McKenna, es el Director del Laboratorio del comportamiento del sueño entre la madre y el bebé en la Universidad de NoreDame.
El Dr. MacKenna nos hace pensar sobre los métodos de adiestramiento para dormir o sobre las expectativas irreales de los padres y madres de hoy en día, que distan mucho de las que necesita un bebé por su propia naturaleza.
Según este experto doctor, los bebés no están diseñados para dormir toda la noche sino para “despertar, mamar y dormir, despertar, mamar y dormir”.
Ningún estudio avala que el bebé necesite aprender a dormir ni cosa parecida, pero la neurología sí dice a través de distintos estudios (aunque a mi parecer es evidente) que el bebé sufre estrés en su desarrollo cerebral cuando su cuidador o cuidadora no acude tras su llanto (que es la única forma que tiene de comunicarse y pedir lo que necesita, sea afecto, sea comida).
El área del cerebro que se encarga del manejo del estrés se forma de los 0 a los 2-3 años con lo cual será vital para un bebé y para su salud emocional no estar expuesto a situaciones de estrés.
El estudio de Narvaez en 2011 afirma que la hormona cortisol (conocida como la hormona del estrés) puede dañar las neuronas en formación si se genera en exceso.
En el blog de mamas gallina os lo cuentan con detalle, por si queréis obtener más información al respecto sobre este tema de no dejar llorar a los bebés.
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