Discusiones de los adultos y la reacción del niño ante ellas

Resulta prácticamente inevitable que existan roces y ciertas discusiones en la vida cotidiana. El stress diario y, sobre todo, el enorme cambio que supone tener un niño, puede alterar fácilmente incluso al más paciente y llevarle a puntos que ni siquiera pensaba que pudiera llegar algún día.

evitar las discusiones delante de los hijos

Nosotros no somos una excepción y alguna vez que otra hemos tenido nuestras discusiones .Lo malo es que, inevitablemente por su dependencia, el niño ha estado siempre con nosotros cuando ha sucedido.Y sus reacciones nos dan que pensar. Espero que os sirva de enseñanza a vosotros también.

Cuando era más pequeño y era testigo de algún enfrentamiento (suelen ser enfrentamientos pequeños pero él eso no sabe valorarlo, claro), debía pensar que era una broma. Sus padres siempre estaban muy alegres y con risas con él y, por ese motivo, cuando nos veía más serios, buscaba nuestras miradas, moviéndose él hasta “enfrentarse” con la cara de cada uno, y nos sonreía, para que hiciéramos lo mismo. Lo cierto es que muchas veces conseguía su cometido, hay que reconocerlo, y esas discusiones sin importancia la perdían por completo al ver al pequeño queriendo “terciar” para solucionarlo. ¡Bravo, hijo mío!

discusiones de los adultos con los niños

En alguna ocasión, algo mayor, quizás con unos nueve o diez meses, lo que intentaba era que nos diéramos un beso, sabedor que los besos se dan cuando la cosa está bien. Con sus bracitos, nos empujaba lo que podía a cada uno para juntarnos y que nos besáramos. Era encantador, enternecedor y también un fantástico motivo para dejar la disputa a un lado.

Sin embargo, ahora que es mayor y que la imitación la tiene mucho más controlada, ha comenzado a hacer algo que me preocupa y que debe hacernos pensar: cada vez que en alguna riña, por diminuta que sea, levantamos la voz, él enseguida se pone a gritar.

evitar las discusiones delante de los hijosY eso no me gusta, claro. Porque una cosa era la fase en la que creía que era un juego y trataba de revertir la situación y otra muy distinta que piense que levantar la voz a alguien o gritar es algo que se puede hacer. Es una gran responsabilidad que tenemos los padres y de las que os advierto para evitar que os pase lo mismo.

Nosotros ya estamos poniendo remedio y están terminantemente prohibidas las discusiones delante de nuestro hijo. Confío en que os ayude mi consejo.

 
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Un Padre con la L
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