En principio una gestación “normal” dura unas 40 semanas, aproximadamente, porque como os expliqué cada mujer ovula en días distintos y es imposible que el ginecólogo o ginecóloga sepa a ciencia cierta el día exacto de fecundación.
Es por ese motivo que lo “habitual” también, es dejar un par de semanas de margen, hasta la 42, sino hay ningún riesgo de salud para el bebé o la madre.
En el caso de que un bebé nazca antes de las 37 semanas, se considera que es prematuro, por lo que puede que su evolución sea más tardía en algunos aspectos como el gateo, el caminar o la forma de utilizar sus manos.
Aunque todo depende, claro está, del número de semanas que se adelante el bebé, ya que, mi segunda gestación sólo duró 36+4 (las que habéis estado embarazadas ya sabéis que el + significa los días de la semana) y el bebé ha evolucionado perfectamente, caminando mucho antes que su hermana, que nació de 39+2.
La cuestión es que si es un prematuro de pocas semanas, sí que puede que su edad no se corresponda con la de otros niños de su edad, porque aunque haya nacido en ese año, todavía le faltaban meses de gestación, y esto se nota mucho sobretodo durante los primeros meses.
Cómo evaluar la edad de un bebé
Es por eso que para poder evaluar correctamente el desarrollo de un bebé prematuro, hay que tener en cuenta su edad corregida al menos durante el primer año, en lugar de su edad cronológica.
La edad cronológica entonces es la edad del bebé desde la fecha de nacimiento mientras que para obtener la edad corregida hay que restar la cantidad de semanas que se adelantó el parto.
Este dato es importante sobretodo para no alarmarse en las revisiones pediátricas, que normalmente se basan en baremos y curvas de crecimiento, que no siempre tienen porqué revelar el nivel de salud del o de la peque, sino simplemente la comparación con otros y otras bebés de su misma edad.
¿Conocíais esta peculiaridad?