Ejercicio físico para un bebé de más de un año

Para un bebé de más de un año (el nuestro cumple dieciséis meses en una semana escasa), el ejercicio es fundamental principalmente por tres razones:

  • Desarrolla convenientemente los músculos en crecimiento del pequeño.
  • Evitamos con el ejercicio continuado que pueda comenzar (o continuar) un posible problema de sobrepeso u obesidad.
  • (No menos importante) Es posible que se agoten y descansen mucho mejor, lo que es bueno para él… y buenísimo para los padres.

ejercicio físico ejercicio físico en los niños

Un niño que ya ha pasado el año y ya camina (como es nuestro caso) tiene un abanico de posibilidades en cuanto a ejercicio físico mucho más amplio.

Podemos jugar con él a andar/correr a distintas velocidades. Sabrá así ir controlando su equilibrio y sus ritmos de movimiento, a la vez que hace ejercicio.Le podemos animar a que levante y baje los brazos, a que flexione las rodillas, a que gire la cintura.Para hacer todo esto, la ayuda del baile es muy interesante porque lo hará casi sin querer. Veréis que, poco a poco, adquiere en su (pequeña) memoria la consecución de algunos pasos. Os sorprenderán.

Ejercicio físico

 También podemos jugar a que cojan y tiren pelotas. Cuanto más les cueste manejar pelotas grandes y más pesadas, más podremos optar por pelotas de goma espuma, por ejemplo, o globos, que al caer más despacio le dan tiempo a que hagan sus cálculos para cogerlo antes de que caigan al suelo.

ejercicio físico

Con esta edad, en la que lo quieren investigar todo, también se aventuran a “subirse a las alturas” y todo lo que puedan trepar lo intentarán. ¡Excelente ejercicio también! Eso sí, éste y todos los ejercicios deben cuidar al máximo la seguridad del niño en todo momento.Si no andan pero sí gatean, por supuesto hay que animarles a que lo hagan. Cualquier edad tiene su ejercicio ideal por hacer.Otro beneficio del ejercicio de los críos, siempre que los padres se involucren, es algo que no es menor: el fortalecimiento de los lazos afectivos entre padres e hijos.

Ahora que mi hijo interacciona más, me tiro al suelo, le tiro conmigo, le levanto, le volteo, le doy vueltas, comprobando siempre que el niño esté cómodo, que nunca esté a disgusto. Os puedo asegurar que ya no hace falta que le anime, en cuanto me tumbo viene corriendo con una sonrisa en la boca para tirarse sobre mí. Y no os podéis hacer a la idea el orgullo de padre que me sale en ese momento.

Así que, todos son ventajas: ¡A ponerse en forma con los peques!

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Acerca de Javier

Un Padre con la L
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