Que el tiempo es oro es algo que todos sabemos y que la vida tiene una duración determinada y debemos aprovecharla al máximo llenándola de buenos momentos es algo que también sabemos, aunque cueste un poco tenerlo presente para aplicarlo como es debido.
Un nuevo estudio del Boston Medical Center revela que los progenitores que están absorbidos por el correo electrónico, los juegos u otras aplicaciones del móvil tienen más interacciones negativas con sus hijos e hijas, llevando a cabo en ocasiones una verdadera competición entre el tiempo que comparten con sus peques y el que dedican a las diferentes pantallas.
Es una dura realidad pero es así. Las pantallas nos están robando el poco tiempo que compartimos en familia. Ya no son únicamente las llamadas telefónicas laborales extra que tenemos que atender fuera de nuestro horario de trabajo o las impertinentes llamadas de las distintas compañías de telefónica o Internet…ahora se suman las pantallas con sus chats tipo Whatsapp, las redes sociales como Facebook o las distintas apps a las que todo el mundo (o casi todo) se suma tipo Candy Crush…
Es curioso ver cómo los padres y madres teclean sus móviles mientras sus peques están subiendo al tobogán o incluso en un restaurante mientras se supone que están disfrutando de una comida familiar.
Os propongo una medida para comprobar hasta qué punto podemos ver robado nuestro tiempo en familia a causa de los diferentes dispositivos con Internet: déjemos el móvil en el recibidor, junto a las llaves de casa y/o del coche, como si fuera una herramienta pero no una extensión de nuestro cuerpo y ser.
Utilicemos la tecnología para nuestro bien y no para destruir una de las cosas más valiosas que nos da esta vida, las vivencias y experiencias con nuestra propia familia, esa que hemos creado con la mejor de nuestras expectativas e ilusiones.
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