Tras el parto, los especialistas aplican una serie de pruebas de evaluación a nuestros pequeños, con el fin de detectar posibles alteraciones. Dichas pruebas evalúan tanto el estado de su sistema nervioso como la respuesta de los recién nacidos ante los estímulos físicos y sociales.
Una de las pruebas más comúnmente utilizada es el examen de Apgar. También hay otras pruebas importantes como la escala de la evaluación de la conducta neonatal de Brazelton y el test de Prechtl, pero éstos no siempre se pasan en el contexto hospitalario.
El examen de Apgar
Es la primera prueba que se les realiza a los recién nacidos para conocer su estado físico y detectar lo más rápidamente posible determinadas alteraciones en el bebé. Dicha prueba se realiza en dos ocasiones, un minuto después de nacer y a los cinco minutos. En algunas ocasiones, puede realizarse 10 minutos más tarde si la puntuación anterior es baja. La prueba de Apgar evalúa las funciones vitales del recién nacido a través de cinco factores: el color de la piel, el ritmo cardíaco, el tono muscular, la respuesta a los estímulos suavemente dolorosos (irritabilidad refleja) y la respiración. En cada factor los bebés reciben una puntuación de 0 a 2 en cada ítem, oscilando la puntuación total que reciben entre 0 y 10.
Interpretación de las puntuaciones:
~ Si el resultado de la prueba oscila entre 8 y 10, indica que el bebé se encuentra en perfectas condiciones.
~ Si la puntuación es de 4 a 6 puntos, indica que el recién nacido necesita ayuda inmediata porque algo no va bien.
~ Si la puntuación es menor de 4, el bebé necesita intervención de emergencia, y es probable que requiera medicación para mejorar o incluso respiración asistida.
A los 5 minutos, cuando se le realiza la prueba por segunda vez, el niño debería obtener una puntuación mejor que en la primera evaluación y superior a 7.
En los próximos comentarios les hablaré de las otras pruebas que se emplean en la evaluación de los bebés.