Una familia en la que sus miembros, aún deseándolo con todas sus fuerzas, no pueden estar unidos, es una familia rota.
Rota es como se queda cualquier madre a la que las Leyes de los Gobiernos separan de su hija, porque al emigrar a otro país buscando una mejor calidad de vida para todos, le dicen que hay un problema en su partida de nacimiento y no la dejan viajar. Y no hay tu tía, y tienes que ser fuerte porque hay otro niño que sí puede optar a un mejor futuro. Y tomas la decisión, de la que te arrepentirás o no, porque nunca sabrás qué habría sido mejor o para quien.
Así, por un error burocrático, como si de una película se tratara, separan a hija de madre, a hija de padre, y a hija de hermano y dejan una familia rota.
La joven en cuestión tiene ahora 21 años y mientras el resto de su familia está en España, ella está obligada a residir en Bolivia, donde está aprovechando el tiempo estudiando una carrera de Farmacia como una campeona. Una niña tranquilita, dice su madre, que ni sale ni anda con chicos, sólo se dedica a estudiar.
La joven en cuestión sólo puede venir con una oferta de trabajo en firme, y tal y como está el patio en España, está difícil, aunque nada es imposible. Por mi parte, voy a intentar prestarle mi apoyo a ver si redactando un buen currículum y enviando el mismo al lugar adecuado, tenemos suerte. De momento ya llevan más de cuatro años separadas, incluso en Navidades, que es cuando más duro se les hace, según me cuenta una madre.
Pero por Dios, señores políticos, ¿Qué porquería de leyes se dedican a hacer ustedes? Aún tengo que acabar de documentarme e informarme sobre el tema y sobre si existe alguna posibilidad, pero de momento, el tema, no deja de darme vueltas en la cabeza…
Si te ha gustado esta información, compártela a través de tu Red Social Facebook, Twitter… Gracias 
