Una aberración me parece utilizar los fórceps para que los estudiantes aprendan su funcionamiento. Más aberrante aún me parece aprovecharse de determinadas situaciones que crean indefensión como el de esta joven madre inmigrante y sin experiencia que no pudo hacer valer sus derechos.
La asociación “El parto es nuestro” ha denunciado el caso de una mujer llamada Nancy a la que por usar indebidamente los fórceps le han causado un daño emocional irreparable y un daño real a su bebé, que fue lesionada de forma grave. El relato de su acompañante explica cómo los estudiantes usaron hasta en tres ocasiones los fórceps para extraer a la bebé supervisados por la tutora que llegó a gritar “¡Así no, que le puedes romper la cabeza!”
“El parto es nuestro” denuncia que habiendo maniquíes y herramientas para que los estudiantes practiquen es inhumano y cruel que lo hagan con personas humanas como si fueran conejos de indias.
Se conocen como fórceps didácticos los que se utilizan sin que la futura madre dé su consentimiento y sin ser necesarios médicamente, es decir la única finalidad de su uso es para que los estudiantes practiquen. Llama la atención que los fórceps como instrumento quirúrgico se inventaran en el año 1600 para ayudar en casos de emergencia a salir al bebé y que todavía hoy, en el año 2013 se siga utilizando muchas veces indebidamente pero lo que más llama la atención es que encima se haga sin el consentimiento de la madre, ya que el cuerpo le pertenece, y ella es la única dueña y señora del mismo.
Así que desde aquí, todo mi apoyo la asociación “El parto es nuestro” por la acusación popular que están cursando sobre este caso de 2011 del Hospital Universitario Clínic de Barcelona, donde precisamente en 2005 también los usaron con mi sobrina regalándole una marca que le cubría toda la cara y una clavícula rota, además de practicarle a mi hermana la maniobra de Kristeller, de discutible utilización.
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