Me ha gustado una técnica fácil y resultona que propone en su blog para aprender a gestionar las emociones. Aunque en principio está orientada a los y las más peques de la casa es un ejercicio que podemos aplicarnos todos.
Arantza Esteve Llansola es psicóloga infantil y juvenil y en su blog tiene una frase muy útil que dice “controlada la emoción, controlada la acción”.
Se trata de adoptar en casa un semáforo por mascota. El semáforo puede ser pintado por los propios niños y niñas mientras les vamos explicando que cada color representa un ejercicio. Mientras que el color rojo significa que debo parar, el amarillo indica que es el momento de pensar y recapacitar y el verde da paso a la actuación. Podemos explicarles que cuando alguna de las personas de la familia se enfade, y con la intención de no hacer cosas de las que luego nos arrepintamos, podemos pedir cita al semáforo y tomarnos un par de minutos delante de él y de sus tres colores. Veamos las etapas que representan los colores:
- Me paro. Pienso. Actuo
Otras actividades relacionadas con la tan necesaria educación emocional pueden ser emparejar imágenes de rostros con distintas expresiones de emoción, representar ante el espejo las distintas caras que tienen emociones como la tristeza, la alegría o la sorpresa e inventar historias en función de las emociones que vayan apareciendo por ejemplo en un juego de cartulinas en las que previamente las hemos definido. Otra opción que resulta una alternativa muy divertida es que os fabriquéis un bingo de las emociones. A medida que vayáis colocando las tarjetas que vayan saliendo del bombo, que puede ser un simple bol de cocina, además tenéis que representarla con el rostro.
¿Habéis jugado alguna vez para trabajar y gestionar las emociones?
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