La intolerancia alimentaria puede llegar a confundirse con la alergia ya que puede que los síntomas sean parecidos, como las náuseas, la diarrea o el dolor de estómago.
En la intolerancia a algún alimento el estómago dice que NO a digerir algún alimento determinado o ingrediente pero a veces, si el alimento se consume en pequeñas cantidades se puede consumir sin que aparezcan síntomas, a excepción de la intolerancia al gluten o al sulfito (determinados conservantes utilizados en la industria alimentaria que reciben la denominación de E220 a E228).
En la intolerancia a algún alimento es el sistema inmunológico el que interviene reaccionando a ese ingrediente que el estómago no puede digerir correctamente.
Una de las principales diferencias entre una alergia y una intolerancia alimentaria radica en que la persona alérgica no puede consumir el alérgeno mientras que la intolerante lo puede hacer en pequeñas cantidades sin que tengan que aparecer síntomas.
Las principales intolerancias alimentarias son la lactosa, el gluten y a los sulfitos.
La lactosa es el azúcar de la leche que debe ser eliminada por la enzima lactasa, que se encuentra en el intestino delgado para ser absorbida al corriente sanguíneo. En el caso de que la persona intolerante, ésta enzima lactasa no puede realizar correctamente su trabajo con lo que pasa al intestino grueso sin digerir, provocando dolor, diarrea y flatulencias.
Las pruebas para detectar una intolerancia alimentaria son distintas de las que se suelen realizar para detectar una posible alergia alimentaria. Las pruebas de diagnóstico pueden ir desde las pruebas cutáneas, las dietas basadas en la eliminación de determinado alimento, las pruebas RAST (en las que se mezcla el alérgeno con muestras de sangre extraídas del paciente) hasta las pruebas de estimulación alimentaria a doble ciego (donde se suministra el alimento alérgeno en una cápsula o escondido en un alimento).
¿Conocías la diferencia entre alergia e intolerancia alimentaria?
