La luz que ponemos de noche para ver a nuestros pequeños o aunque sea intuirlos y poder amamantarlos o darles el biberón no sólo sirve para eso, también para que cuando son un poco más mayorcitos no tengan miedo de la oscuridad.
Con mi hija mayor hemos usado luces indirectas desde que nació porque si encima que no duermo con gafas ni lentillas, no tengo nada de luz, es imposible que acierte a encestar el pezón en la boca de ningún ser humano… Así que con el tiempo se ha acostumbrado y se ha convertido en un objeto indispensable que, junto al walkie o intercomunicador, nos ha acompañado incluso en los viajes vacacionales. Hemos usado desde la típica que se enchufa en la corriente, hasta las de luces LED pasando por las que usan pilas de botón que se gastan en un abrir y cerrar de ojos… 
La lámpara duende de Beaba tiene muy buena pinta porque no es muy grande con lo cual es fácil transportarla cuando te vas de fin de semana y sirve desde el nacimiento hasta que son más mayorcitos por si quieren ir al baño, así no despiertan al hermano, hermana, madre o padre o al que sea que tenga la suerte de compartir habitación con un príncipe o princesa.
La luz quita miedos tiene dos intensidades de luz que se activan con un botón que se encuentra detrás y por su forma ergonómica es fácil de manipular por los peques.
La verdad es que además el precio tampoco me parece desorbitado, teniendo en cuenta que lleva una base recargable y que servirá durante mucho tiempo. Me la apunto para el próximo Ratoncito Pérez porque para el cumpleaños o santo aún falta mucho…jejeje
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