La maternidad cambia el cerebro de la mujer (continuación…)

Multitarea, mayor eficiencia

Las madres, al dar a luz, tienen que hacer frente a multitud de tareas nuevas y a la vez. Para asegurar la supervivencia del bebé, la progenitora tiene que priorizar, lo que conlleva a mayor eficiencia. Es habitual estar cocinando y hablando por teléfono, aprovechar mientras duerme el bebé para poner una lavadora, hacer las camas, la cocina y barrer. ¡Se aprovecha el tiempo al segundo! Todo esto, en una sociedad donde se exige mucho a las nuevas madres. Tener un hijo o hija pone a prueba la imaginación de los adultos: sacar recursos del fondo de la chistera, y de forma inmediata, porque no se puede dejar para otro momento más oportuno.

Las exigencias del día a día en la sociedad que estamos hace más ardua la tarea de ser padres en general. Así que las madres tienen que poner más a prueba su inteligencia.

 

Resistencia: reducir el estrés

A pesar de ello, hay buenas noticias. Las hormonas de la oxitocina y la prolactina, que se suelen segregar durante la crianza, especialmente durante la lactancia, ayudan a reducir el estrés. Así nos lo muestran las investigaciones en las que participa la investigadora sueca Kerstin Uvnas-MobergDurante el parto y la lactancia se activa un sistema antiestrés, la mujer está más protegida. Las neuronas que se encargan de la producción de oxitocina se reestructuran literalmente durante el parto y la lactancia. Según la autora, estos cambios pueden ser permanentes y facilitar el camino de cara a un próximo hijo o hija.

 

Motivación: la fuerza del amor

También gracias a la hormona prolactina, que funciona a nivel cerebral como neurotransmisor, las madres son más valientes. En las madres lactantes, por ejemplo, su nivel en sangre es hasta 8 veces superior al habitual. Como si la maternidad fuera un poderoso programa de afirmación personal.  Las madres están dispuestas a pelear siempre a favor de sus hijos.  Esta capacidad de lucha puede reflejarse en la existencia de asociaciones de madres en contra de muchas injusticias sociales. Las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, son un ejemplo.

 

Inteligencia emocional

Si definimos “inteligencia emocional” como “la habilidad de observar los sentimientos y emociones propios y ajenos, distinguir entre ellos y usar esa información para orientar nuestros pensamientos y nuestros actos”, parece ser que ser madre la pone a prueba cada día. Tanto practicar y practicar, al final se aprende. Parece que el ser madre ayuda a la comprensión emocional de los otros.

Así es que, según la evidencia, el cerebro de la mujer se halla en uno de sus momentos más plásticos (es decir, momentos de más crecimiento neuronal y mayores conexiones entre neuronas), durante la maternidad. Nada más lejos de volverse tonta.

Seguramente, la mente de una madre no está para memorizar o acordarse de ciertos detalles que son superfluos en comparación con cuidar de su bebé, su cerebro está muy ocupado. Tiene un objetivo de mayor trascendencia: criar a un ser humano.

¿Qué opináis de esto? Os animo a que comentéis si os veis identificadas con esta idea, o sin embargo os parece todo lo contrario.

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