La maternidad cambia el cerebro de las madres y las hace más inteligentes (primera parte)

He encontrado este artículo en un blog que habla de una noticia sobre la inteligencia de las mujeres que son madres. Me ha parecido muy interesante y quiero compartirlo con vosotras. Aquí os dejo el artículo de mano de  Cristina Silvente.

Algunas mujeres se quejan de la falta de memoria y concentración al tener a su bebé y tiempo después del parto. Parece como si nos hubiésemos vuelto tontas al ser madres. Pero nada más lejos de la realidad.

Katherine Ellison, una periodista americana premiada con el Pulitzer, se preguntó hace ya algunos años si la maternidad nos hacía menos inteligentes, y el resultado de su investigación lo publicó en su estupendo libro El cerebro de mamá. Cómo la maternidad nos hace más inteligentes, en un inicio tituladoInteligencia Maternal. “Parece ser que el estigma de torpeza mental asociado a la maternidad es injusto y falso”, afirma la autora. De su libro trata el presente artículo.

 

Cerebro encogido

Algunos estudios demuestran que el cerebro de la madre se encoge literalmente durante el embarazo. Pero parece ser que este “encogimiento” ayuda a la reestructuración del mismo, pues aumentan considerablemente las conexiones neuronales en áreas como el hipocampo (centro dedicado a la memoria emocional). Todas aquellas estructuras que se dedicarán al comportamiento maternal, básicamente situadas en el sistema límbico (lo que algunos llaman cerebro medio), realizarán un cambio gigantesco: allá donde habían carreteras, ¡se construirán verdaderas autopistas!  El cerebro de la madre se prepara para asumir la responsabilidad de garantizar la supervivencia del nuevo ser.

Hace poco, un  grupo de investigadores asiáticos descubrió que las células del bebé en formación pasan al cerebro de la madre y lo regeneran. Este sorprendente descubrimiento abre un abanico de preguntas y posibilidades. En nuestro entorno, en la Universidad de Navarra, se publicaron hallazgos parecidos que daban a conocer una base biológica al vínculo materno-filial. Seguramente se necesitará más investigación para profundizar sobre estos mecanismos. Pero, de momento, si el cerebro se regenera de alguna forma, la madre no será menos inteligente.

 

Agudeza de sentidos

Los sentidos se agudizan con el fin de poder estar más atenta a los hijos e hijas. Por ejemplo, el sentido del olfato se hace más fino durante el embarazo y el parto, y en este momento se activan las estructuras cerebrales dedicadas al mismo. Esto parece ser debido a la hormona prolactina. Ocurre igual con la audición: las madres suelen reconocer el llanto de su bebé entre diferentes llantos. La capacidad visual también aumenta, a fin de preservar a su niño de los potenciales peligros. Aunque el sentido más importante es el del tacto. Las partes del córtex cerebral dedicadas al tacto se hallan cambiadas en la maternidad. Por ejemplo, en estudios con animales, la zona del cerebro dedicada al pecho doblaba su tamaño durante el tiempo de amamantamiento. Cuando una madre toca a un bebé y éste le toca a ella, recibe información muy sutil, pero muy poderosa, sobre cómo es su bebé, sobre qué siente y sobre cómo es su relación con él. Esto tiene un efecto a nivel cerebral.

 

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