Mi hijo de vez en cuando nos sorprende con alguna manchita en la piel. Por lo general las presenta en las cercanías del pañal con lo que parece sencillo deducir que se trata de la dermatitis del pañal.
Por estar tanto tiempo tapado, con la transpiración limitada, en un ambiente húmedo y cálido, se da el caldo de cultivo perfecto para que la delicada piel de un bebé (por mucho que tenga casi diecinueve meses, como mi hijo) se resienta.
La dermatitis atópica o eczema es otra de las afecciones de la piel más comunes entre los bebés. Se producen por lo general por una sobreexposición a la saliva del propio bebé o como reacciones a productos tipo detergentes (de la ropa que irá en contacto con el niño), suavizantes o geles que no sean apropiados.
Hay que insistir en que la piel de los bebés es infinitamente más delicada que la de los adultos y hay que extremar las precauciones con todo lo que pueda estar en contacto con ellos.
Si el bebé es muy pequeño (y cuando digo pequeño digo días o pocos meses) pueden tener aún la costra láctea, que parece como caspa. Hay que hidratarla bien pero se irá quitando a medida que el niño crezca.
De mayores (aunque también de más pequeños), pueden sufrir el sarpullido del calor. Se producen bultitos en cuello, pecho, espalda, etc. que parecen como pequeñas ampollas. Se da en ambientes excesivamente calurosos y la hidratación, de nuevo, es la solución.
Otras afecciones menos frecuentes pero que también se dan y requieren de la consulta con un especialista son la tiña, la sarna, la psoriasis, el impétigo…
En cualquier caso, y aunque muchas de estos problemas en la piel de los bebés requieren remedios concretos, un buen consejo es mantener la hidratación con cremas apropiadas. Evitaremos gran número de visitas al pediatra.
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