La pureza, gran virtud de nuestros pequeños

La pureza en los niños pequeños es un signo diferenciador que a nadie nos ha pasado nunca desapercibido.

la pureza, angelNo es una forma de hablar, que es lo bueno. Es pureza de verdad.El otro día en una tertulia de la radio alguien recordaba que los niños en su más tierna edad no tienen rencor. ¿Cuántas veces habremos visto nosotros a nuestro hijo enrabietarse de repente, llorar, patalear, echarse hacia atrás (aún a riesgo de darse un coscorrón en la cabeza) y tres segundos (sin exagerar lo más mínimo) más tarde echarse a reír o entretenerse con cualquier cosa? Tal vez se deba a su memoria que supongo que todavía no está del todo desarrollada. Pero, quizás, sólo quizás, se encuentren en una fase de la vida en que su mundo son ellos mismos, no siguen pautas vistas en su entorno, en la sociedad, y muestran sus sentimientos vehementemente pero sólo el tiempo justo y necesario. No pierden su tiempo, como tantas veces hacemos los mayores, regocijándose en episodios dolorosos o de ira que hayan pasado antes. Pasan y ya está. Si tu hijo se mosquea contigo porque no le dejas algo no te lo recordará diez minutos más tarde. Ese comportamiento lo podremos ver en niños mayores, precisamente cuando al ir adquiriendo más edad, su contacto con la sociedad sea mayor y su grado de imitación vaya en consonancia.

 la pureza, niños

La pureza de los niños también se ve en su paciencia. Son innumerables las veces que les hacemos repetir ante otros adultos las cosas que saben hacer. Que si di adiós, hola, haz los cinco lobitos, dónde está la lengua del niño, mira qué besitos da, dale un besito al tío… y así una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez… Sin embargo, ellos, si han querido entrar en el juego (que muchas veces hacen las cosas cuando quieren ellos, también es cierto), las repiten con una sonrisa, sin cansarse, si poner cara de “jo, papá, ya está bien…”, aunque nos la merezcamos.

 la pureza en niñosLa pureza de un bebé reside igualmente en sus relaciones con otros seres humanos. Ellos no se andan con formalismos. Si no quieren atenderte o estar contigo, simplemente, no te hacen ni caso. Cualquier juguete es bueno para centrar su atención exclusiva y hacerte sentir fuera de su mundo. Sin embargo, si un bebé te atiende, eres el único ser sobre la faz de la tierra, tal es la fuerza atractiva de su mirada, de sus sonrisa, de sus balbuceos.

La pureza de un bebé es única. ¡Lástima que se diluya con los años!

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Un Padre con la L
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