Unos ya se han ido a las colonias, otros están en ellas y unos pocos y pocas están a punto de marchar de colonias o de campamento, no sé si tendrá distinto nombre según la Comunidad Autónoma.
Con las colonias, de lo que se trata es de que los peques vivan una experiencia en la que sientan la autonomía, fuera de casa, incluso a la hora de dormir.
En algunos casos puede resultar un verdadero reto, en función del carácter del niño o niña, e incluso suponer un mala experiencia. A mi parecer, aunque no hay que obligar al niño o niña, tampoco hay que incitarlo a que se quede en casa, porque dejará de vivir una etapa que puede hacerle crecer y desarrollar herramientas de supervivencia y de socialización con los y las demás compañeros y compañeras. Como en todo, debe haber un término medio, y si realmente vemos que va a suponer un trance y que el hecho de no dormir en casa es un suplicio, pues podemos valorar que realmente no esté preparado o preparada y hablar con las profesoras para ver qué se puede hacer e incluso abandonar el plan. El hecho de no ir puede que también suponga un aprendizaje cuando el resto de compañeros y compañeras expliquen lo bien (o no) que se lo han pasado.
En el caso de mi hija además se van de colonias nada más y nada menos que 4 días y 3 noches (así hablamos los padres y madres cuando cuantificamos para comparar los días que no vamos a tener en casa a nuestros retoños). Es decir, nos despedimos de ella un martes por la mañana que se sube al autocar, y no la vemos hasta el viernes por la tarde. Esto desde P4 y así, casa año, van aumentando las noches, para llegar incluso a la semana entera en 3º de Primaria.
Unos dirán que aprovechemos, que disfrutemos…pero la verdad es que yo el año pasado cuando tuve que despedirme de ella en el autocar…¡ Se me hacía un nudo en la garganta!
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