La forma entre como nos criaron y educaron los padres y madres de antes, a como lo hacemos ahora nosotros y nosotras ha cambiado y mucho. Antes los niños y niñas casi no tenían derechos aunque sí obligaciones y era impensable dejar que contestaran o tenerlos en cuenta simplemente porque “eran niños”.
Gracias a la evolución de la conciencia colectiva la cosa ha cambiado y aunque incluso es tema de estudio en las profesiones relacionadas con la infancia, lo podemos ver a pie de calle, sin necesidad de leer o estudiar para hacer ningún examen.Hoy en día los niños y niñas están más protegidos, se tienen en cuenta sus emociones y sentimientos, les damos explicaciones y en definitiva vamos mucho más allá de “guardarlos”.Antes y todavía hoy muchas mujeres de avanzada edad así lo entienden, a los niños era suficiente con darles de comer, vestirlos adecuadamente y que durmieran las horas necesarias.
La tendencia actual se muestra mucho más respetuosa e implica mucho más que guardar a los pequeños, intentando satisfacer las necesidades incluso emocionales.
Aunque todavía habrá personas que se plantearán el colecho como algo negativo simplemente porque “no se debe”, porque “se malcrían” o por cualquier motivo que nace de la tradición y de la antigua usanza, cada vez son más las familias que comparten sus camas con sus bebés, aunque sea temporalmente para sentir el vínculo y estar más cerca del bebé pudiendo así disfrutar más esos meses que tan rápido pasan. En algunos países como Japón, dormir con los bebés es lo más natural del mundo, y hay estudios que revelan un índice más bajo de muerte súbita en bebés que colechan. Soledad Martín, puericultura y directora del Centro de Orientación y Asistencia para la Primera Infancia afirma que “el contacto directo durante las horas de sueño favorece que el bebé incorpore las distintas fases de sueño y logra una sincronía en los ritmos respiratorios de madre e hijo”.