Los percentiles : origen y uso en los bebés

Hablar del origen de los percentiles y su uso en bebés puede suponer aclarar algunas dudas sobre los resultados que a todos los padres nos han dado alguna vez sobre nuestros hijos y no hemos llegado a comprender del todo.

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Por ejemplo, nadie nos dice que en Estados Unidos tenían sus percentiles o en Canadá los suyos o en Francia o en el Reino Unido, cosa rara si se supone que debe servir para todo el mundo.

Tampoco nos dijeron que la OMS asumió que los percentiles de Estados Unidos eran los válidos (¿por qué será?) y los utilizaba incluso para niños de África. ¡Cuéntame tú lo que se parece (por desgracia) un niño africano con uno de Seattle!

Además, tampoco nos dijo nadie que, en España, aparte de tenerse en cuenta los percentiles de la OMS, algunos pediatras toman en consideración los percentiles del Instituto de Investigación sobre Crecimiento y Desarrollo Fundación Faustino Orbegozo Eizaguirre (que realiza sus estudios entre niños de cero a ocho años en el país vasco, alimentados con leche materna y biberón).

los percentiles en los bebés

Y, por supuesto, omitieron quienes manejan estos datos que los percentiles originales de Estados Unidos se basaban en estudios sobre niños alimentados con biberón, cuando varios estudios demuestran que la alimentación mediante biberón podría facilitar la obesidad infantil con mayor probabilidad que la alimentación con leche materna y, por tanto, parece indicar que los ritmos de engorde conseguidos a base de biberones tienen un crecimiento más rápido. Esto parece que se debe a que, en el caso de la alimentación mediante el pecho, el bebé juega un papel activo y succiona lo que necesita mientras que en la alimentación con biberón somos los padres los que muchas veces nos empeñamos en que se acabe lo que le hemos preparado, aunque sea mucho. ¡Y nos volvemos locos diciendo “Sólo ha tomado 120 ó 150 ó 180…”!

De cualquier forma, lo que está demostrado es que un bebé que se alimenta de pecho su primer año, pasa por una fase en que engorda más rápidamente que uno alimentado con biberones pero pasados los tres meses, aproximadamente, pasa a engordar menos. Y es ahí cuando surge el problema de la interpretación que muchos pediatras dan a los percentiles (y por lo que no hay que obsesionarse) ya que indican que el niño tiene que ganar peso, que la leche materna no es buena o está perdiendo calidad o cantidad y demás barbaridades. ¡Todo cuando se está midiendo una evolución del peso y la altura de un bebé alimentado con pecho con una “regla” basada en la alimentación con biberones! Es como medir la altura de un árbol con un barreño.

Como ya dije en otro post sobre los percentiles, no hay que darle más importancia de la que tiene y sólo habría que vigilar al niño en caso extremos pero viendo cómo son los padres (herencia genética) y la relación entre lo que come el niño y lo que gasta, podemos quedarnos tranquilos.

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Acerca de Javier

Un Padre con la L
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