Mi hijo ya empieza a usar la cuchara para comer

A mi hijo de diecisiete meses le damos de comer, tanto en la guardería como en casa, con cuchara.

Por supuesto, a mi hijo, los purés se le dan con cuchara pero es que los platos de sólidos (como una tortilla, por ejemplo, o trocitos de jamón de york) también se los damos con cuchara.

De momento, el tenedor y, por supuesto, el cuchillo no se le han introducido como medio para alimentarse en ninguno de sus entornos habituales.

mi hijo ya empieza a usar cuchara
Lo que sí sabemos que venían intentando en la guardería (por norma del centro) con los niños desde que tienen once meses (que piensan que es el momento ideal para que ellos empiecen con la curiosidad de la experimentación y ellos solos hagan avances que se les queden fijos en su “disco duro”) es que ellos vayan haciendo sus “pinitos” con la comida; con las manos pero también con cucharas.

mi hijo empieza a comer con cuchara

Así, nuestro hijo desde hace muchos meses nos “sorprende” pidiéndonos una segunda cuchara para él (la primera es para quien atina siempre con el bocado en su boca…) y, por lo general se tira mucho rato jugando con la comida pero otra gran parte del tiempo hace por llenar la cuchara de comida y llevársela a la boca. Evidentemente, de todas las veces que hemos visto a mi hijo hacer eso en el pasado, muchas de ellas ha dado con la totalidad o gran parte del contenido de la cuchara en el babero, la trona, el suelo, el brazo de su madre… o en todos los sitios a la vez. Son gajes del oficio de aprender.

Sin embargo hoy, que se estaba tomando un puré, nos ha sorprendido muchísimo porque cada cucharada que cogía, que las llenaba a conciencia, se la acercaba a la boca con mucho más cuidado que en otras ocasiones y si bien algunas veces se le caía algo por lo llena que llevaba la cuchara, la mayoría acertaba a alcanzar el bocado en su destino.

mi hijo come con cuchara

Y, además, como tenemos la suerte de que nuestro niño come como las limas, después de sus cucharada aceptaba con gusto la que le ofrecía su madre.

Nosotros, por cierto, cada vez que acertaba con “su” cucharada le decíamos lo orgullosos que estamos de él y lo bien que lo hace, refuerzo positivo fundamental para que cada vez lo haga mejor.

Lo que entristece un poco es ver lo rápido que crecen. Y mira que nos advirtieron los amigos con hijos…

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Acerca de Javier

Un Padre con la L
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