¿Papitis aguda o celos? Con la llegado del hermano algo ha cambiado

Mi hija y yo siempre hemos tenido un vínculo bastante intenso y desde siempre ha tenido mamitis aguda. Ella no pasó la etapa de papitis que suelen decir que ronda los tres años. Pues bien, a partir de que naciera su hermano, cuando ella contaba con cinco años, la cosa ha cambiado. 

papitisss

Ha cambiado hasta el punto que muchas veces se sorprende ella misma pronunciando Pa-pi cuando quiere decir Ma-mi. Ha cambiado en la forma de relacionarse conmigo, cuanto menos, menos cariñosa que antes.

Lo que ocurre es que no sé hasta qué punto es papitis o es su forma de sacar los celillos o lo que pueda sentir emocionalmente por la llegada del bebé como nuevo miembro de la familia.

La princesa siempre ha sido muy muy sensible y durante el embarazo de su hermano y más concretamente a partir de que le pusiéramos nombre y se supiera el sexo (ella quería niña) tuvimos algunos problemillas con la frecuencia de hacer de vientre. Lo que empezó siendo un simple extreñimiento consiguió llamar mi atención y convertirse en un verdadero problema al pasar hasta 9 días sin que la niña hiciera caca. Claro está, cuando hacía, las dimensiones de aquello que caía al wàter eran…bestiales.

hermanoss

Después de, como suelo hacer, leer bastante y documentarme, llevarla al médico, a la homeópata…e incluso hacer que no le daba importancia (cosa difícil y más para una madre embarazada con las hormonas a flor de piel), volví a ir al médico. Esta última vez el médico pediatra era un suplente que me recetó la cosa más simple que me hubiera podido imaginar: aceite acalórico de ORDESA.

El producto que me recetó se trata de un aceite que venden en la farmacia sobretodo para dietas de adelgazamiento. Una cucharada de postre en dos dedos de zumo de piña antes de acostarse fueron suficientes para acabar con el calvario que duraba ya más de 9 meses.

papitiss

El aceite y el vivir el aprendizaje de la emoción contenida sobre qué iba a pasar cuando yo diera a luz. Para ella, el miedo venía del “qué pasará” cuando nazca el bebé, era miedo a la incertidumbre. Para personas demasiado exigentes y responsables las emociones pueden esconderse tras un no querer ir al baño por ejemplo. Lo que a veces nos parecen síntomas simplemente físicos pueden esconder detrás algo más.

 

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