Lo más habitual es que los bebés que nacen por vía vaginal o cesárea lleguen a este mundo sin la bolsa amniótica que les ha protegido durante 40 semanas, bien porque se haya producido rotura de aguas de forma espontánea o porque, en la sala de dilatación-paritorio, el personal que atiende el parto lo haya provocado así para dejar nacer a la criatura. Pero, ¿sabes que hay un pequeño porcentaje de niños que nacen con la bolsa intacta? Es lo que se conoce como parto velado.
Parto velado, un acontecimiento excepcional
No suele ser lo habitual. De hecho, los profesionales médicos que asisten un parto velado a lo largo de su trayectoria profesional pueden contarse casi con los dedos de la mano, pero a veces la realidad supera a la ficción. Y entonces es posible ser testigo de un acontecimiento excepcional. Porque, ¿cómo podríamos definir a contemplar con nuestros propios ojos cómo se encuentra un bebé en el vientre de su madre?
Sin repercusiones en cuanto a la salud del bebé
Un bebé que nace mediante un parto velado no será menos sano que otro nacido sin la bolsa amniótica. Ni tampoco más sano. De hecho, aunque hay leyendas que mantienen que los niños nacidos “con velo” lo hacen bajo una protección extra o sobrenatural contra determinadas enfermedades e infecciones, no hay evidencias científicas concluyentes al respecto.
Y que nos hace plantearnos sobre la crianza de nuestros hijos
Porque contemplar a un bebé acurrucado contra sí mismo, calentito y cómodo en el vientre de su madre, me hace plantearme qué sentirán al llegar a este mundo, cuando comienzan a percibir cientos de estímulos y su organismo ha de comenzar a funcionar por él mismo, en ocasiones sin recibir ese contacto piel con piel tan necesario para él.
¿Conocías este curioso fenómeno del parto velado?
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