Ser hijo único, creo que este tema ha causado y, sigue haciéndolo, mucha polémica o al menos muchas opiniones enfrentadas. Y es que, hay quien cree que no es buena idea tener un solo hijo, que es triste que nazca sin la presencia de hermanos, que acaban siendo un niño consentido y mimado que no sabe hacer nada sin la ayuda de sus padres y que, en definitiva acaba teniendo problemas para relacionarse.
Aún así, por el contrario, también hay opiniones totalmente contrarias que ven una locura en los tiempos que corren el hecho de tener más de un hijo, que afirman que es imposible permitírselo, y que son rotundos al decir que no influirá en el carácter, la personalidad o el comportamiento del niño en absoluto.
Sin duda, el debate está abierto y lo cierto es que indagando más sobre este tema, se llega a la conclusión de que parece que ni siquiera los estudios consiguen ponerse de acuerdo en sí hay más pros que contras en ser hijo único.
De este modo, una investigación realizada por la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidos se centró en averiguar si el hecho de tener o no hermanos influía en las capacidades de sociabilidad de los niños cuando ya eran adolescentes. Finalmente, tomando como muestra más de 19.000 chicos y chicas, llegaron a la conclusión de que no había diferencias entre ser hijo único a la hora de relacionarse, tener amigos e incluso ser populares.
Por el contrario, otro estudio americano también realizado en torno a este tema, en este caso, estudiando tomando como muestra a pequeños que están en educación primaria, llegó a la conclusión de que en aquel que era hijo único se observaba que sí que tenían ciertos problemas a la hora de relacionarse, en comparación con los que formaban parte de una familia más amplia.
De este modo y aunque podría seguir citando muchísimos estudios, lo cierto es que el hecho de la forma en que eduquen los padres a los hijos es la clave, ya que es cierto que si a un pequeño no se le enseñan valores como el compartir, ser generosos, la humildad… Acabarán siendo niños consentidos más allá del hecho de tener o no hermanos, eso es lo de menos. Por todo ello, será labor de los padres en uno y otro caso enseñar a sus hijos el hecho de que hay mundo más allá de ellos y que hay que saber valorar a los demás, la importancia de la amistad, de la familia…
De este modo, será cada pareja la que decida si quiere o no tener un niño, especialmente valorando si su situación económica se lo permite o no, ya que, pensar que ser hijo único puede traer consecuencias negativas en cuanto a problemas de comportamiento o de saber relacionarse es un planteamiento que ni siquiera los estudios pueden demostrar.
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